Es increible como con el paso del tiempo y el crecimiento personal y humano de uno una canción pasa por varios estados, transmutandose y haciendonos ver que en realidad antes le dabamos un significado que tal vez no era el adecuado, o si, pero en su momento; es increible ver como el paso del tiempo transforma las palabras y cuando uno creía estar encapsulado y ensimismado, creyendo tal vez que el pasado fue hermoso y que no hay mañana que valga.
Estoy hablando ni más ni menos que de 'Trece lunas y un laberinto' de Lisandro Aristimuño.
Hasta no hace mucho, tal vez un año o menos, creía que tenía un significado simbólico a mi vida pasada, pero ahora esta vida me está regalando un presente genial, que me encanta, que me llena de colores y bueno, las mismas palabras ahora ya no significan añoralgia, ahora significan colores y belleza.
Trece lunas y un laberinto
Susurra al oído, dobla la pared,
pinta de violeta lo que no se ve.
Cubre trece lunas, sueña,
duerme en la montaña vieja.
Ah, vi crecer un fuego que se abre solo.
Ah, vi crecer un fuego que se abre al Sol.
Contando las piedras llega,
habla con las flores cerca
besa las palabras sueltas
y mira el horizonte y juega.
Donde el cielo siga en pie
y todo este frio calme
estaré, estaré besando tus días, estaré.
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